jueves, 9 de septiembre de 2010

Una Patria que sigue luchando

Bolivia cumplió 185 años de la declaración de su independencia y la memoria, en fechas históricas, hace un nuevo llamado a la autonomía latinoamericana.

A 185 años se destaca como una nación que escribe su historia de emancipación cada día. Un territorio que se formó en base a pueblos Aimaras que constituían el Gran Kollasuyo. Con la llegada de los Incas, debieron obedecer sus leyes, luego, con la Conquista, fueron oprimidos por el Virreinato español.

Si se tiene en cuenta que en la actualidad aproximadamente el 50% de la población es indígena, el 30% son mestizos y los 20% restantes blancos, puede considerarse la fuerte defensa de sus tradiciones ancestrales.

La historia de su lucha por la emancipación comienza desde las rebeliones indígenas contra el sometimiento de estas nuevas autoridades que imponían una cultura y religión ajena al de los pueblos originarios.

Los escenarios principales de esta lucha, fueron los campos de Junín, el 6 de agosto de 1824, bajo el mando de Simón Bolívar, tropas del ejército de la Gran Colombia y de Argentina, junto al importante apoyo de los nativos locales, derrotaron al ejército del virrey de Perú.

El otro espacio fue el combate de Ayacucho, el 9 de diciembre del mismo año que culminó con un triunfo que dio lugar al reconocimiento español por la autonomía boliviana. Recién en 1825 fue el año que se terminó de declarar la independencia en una Asamblea que firmó un acta con fecha del 6 de agosto en Homenaje a la batalla de Junín.

De esta manera, el territorio antes ocupado por distintos pueblos originarios, ahora se convierte en la República de Bolivia, un Estado Plurinacional.

Pero la historia no termina ahí, los siguientes 50 años, los intervalos de estabilidad política fueron breves e infrecuentes, un estado casi crónico de revoluciones y guerras civiles. El país continuó sometido por las razones antes expresadas a golpes militares y guerras civiles.

Un suceso algo más reciente, fue la llegada a la presidencia de Evo Morales, el primer mandatario indígena. Durante su gobierno se lleva a cabo un hecho que induce a la más palpable autonomía económica, el Decreto Supremo de Nacionalización de los Hidrocarburos Bolivianos, en el 2006, cuya posesión y control pasaban a Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos.

Si bien la lucha por una total independencia se advierte a través de la defensa de sus recursos económicos, Bolivia se manifiesta, también, en la conciencia de un pueblo originario que intenta preservar su autonomía cultural como orgullo latinoamericano.

Sin retrasar el reloj

La independencia de Bolivia fue parte de un proceso político y militar conocido como la emancipación latinoamericana, ocurrida desde 1808 hasta 1826, que involucró a la casi totalidad de los territorios americanos gobernados por España, cuyo resultado fue la separación respecto de la mayoría de las divisiones administrativas de carácter colonial y permitió el acceso a la autonomía de gran parte de los estados de América del Sur.

Si bien este hecho no fue fácil, una conciencia que se despertó con el genocidio y la explotación, marcadas como cicatrices de la historia, aun así, lo más difícil es sanar las heridas del alma del pueblo. Esas huellas dolorosas en el espíritu, representadas, aún hoy, con la peligrosísima dominación hegemónica.

Algunas veces esa supremacía se ejerce desde el más simpático factor, el llamado poder simbólico cultural, una violencia que aún en la actualidad se ejerce desde la educación, desde los medios de comunicación, desde la Iglesia. Otras veces se aprovecha de la desesperación de una Nación que históricamente fue saqueada por intereses externos. Pero cuando los conflictos son históricos no se puede planificar una medida instantánea.

Además cuando hacemos memoria comprendemos que la mejor manera de enfrentarlos no es retrasar el reloj varios siglos sino seguir avanzando por una verdadera unión Latinoamérica para su completa liberación.

No hay comentarios: