jueves, 9 de septiembre de 2010

Sexualidad: nada para esconder

Hace muchos años, los hombres eran destinados al trabajo y las mujeres al hogar, el casamiento entre personas del mismo sexo era inconcebible, decir sexo era mala palabra, pero la época hoy es otra, y de a poco los cambios se hacen notar.

Desde el momento en que nacemos formamos un vinculo sexual con nuestra madre, y a medida que vamos creciendo experimentamos diferentes etapas de la sexualidad, pero llega un momento donde encontramos a una sociedad que se niega a avanzar en pos de un cambio, y muchas veces nos negamos a hablar de algo que es puramente natural.

¿De que hablamos cuando hablamos de sexualidad? Pablo Aguirre, médico, docente y especialista en educación sexual, entiende que “la educación sexual en un niño/a pequeño se puede hablar desde el vinculo entre hombre y mujer, cuestiones ligadas al cuerpo como espacio propio; se puede hablar desde un montón de lados, no solamente relacionado con los genitales: el tema de roles, estereotipos, géneros, son cuestiones que se pueden trabajar desde el jardín de infantes”.

Muchas veces las costumbres con las que uno crece y se forma, tienen que ver con el contexto familiar en el que se ha educado, y en cómo éste va determinando el pensamiento con respecto a lo que pensamos sobre la palabra sexualidad y a las maneras de informar sobre ella. Por eso, se entiende que muchos adolescentes lleguen a la pubertad con un desconocimiento sobre temas ligados al cuidado del cuerpo o enfermedades de transmisión sexual.

La familia como institución de apoyo principal en el desarrollo de una persona, debe garantizar la información básica sobre esos cuidados, y sin embargo, el tiempo ha dicho que aún no son suficientes los contenidos que se brindan y los adolescentes llegan a la pubertad con más dudas que certezas.

Aguirre cree que una solución a esto es “apostar fuerte a trabajar la autonomía, la llegada de los derechos a la gente, la autogestión, el tema de la autoestima” como temas básicos para plantearse un proyecto de vida, y como una primera instancia para que la información que pueda generarse luego les llegue correctamente a las personas.

Otras de las trabas a la hora de transmisión de conocimientos es la falta de procesos participativo, espacios en el que todos puedan decir aquello que les genera dudas o algo que quieran compartir, ya que todo ello, apoyado con un marco de confianza brindada por un capacitado, docente o espacio de salud y sostenidos esos nuevos saberes que construyen con material teórico, se puede generar un resorte de construcción.

Sin embargo, se entiende que hay asuntos que necesitan ser atendidos con inmediatez, como bien contaba Pablo Aguirre: “hay cuestiones que son emergentes, que es el aquí y ahora lo que hay que llevar adelante, cuestiones que a largo plazo tienen que construirse a través de un equipo más ampliado que incluya jóvenes, docentes, gente de salud y de organizaciones sociales”.

La articulación entre el sector educativo y el sector de la salud es primordial para generar conciencia sobre la importancia de tratar temas relacionados con la sexualidad y desmentir la idea de estar hablando de cuestiones únicamente genitales y comenzar a entender la sexualidad desde un lugar de derecho.

Existe un marco legal amplio en relación con la sexualidad, desde el cual el Estado debe trabajar en conjunto con las entidades que lo requieran, sin embargo, las leyes están aún dormidas y no comienzan a avanzar. (Ver “Un empujón para la LEY ”).

Una de las posibles soluciones a la naturalización de la enseñanza sexual es, además de trabajar diferentes temáticas que por supuesto hay que tratarlas con urgencia junto con los jóvenes, es trabajar con los adultos, siendo ellos los portadores de la palabra experimentada para dar las herramientas básicas y necesarias para el conocimiento de los jóvenes.

Como sociedad, debemos hacernos cargo de la estigmatización que han sufrido los adolescentes en los últimos años, en diferentes escalas de la sociedad han sido señalados y relegados, no podemos negar que existe una necesidad de saber que esta muda, que no se anima a hacerse escuchar.

Los jóvenes necesitan un lugar de referencia, donde poder acudir a sacarse dudas o a pedir ayuda, sin embargo, Pablo Aguirre comenta que a la hora de dirigirse a los centros de salud, donde sí hay mucha gente capacitada, hay también mucha gente expulsiva, que no puede mantener un lazo con los adolescentes, lo cual se debe a una falta de interés por comprender y aprender.

Son muchas las cosas por las cuales los niños, los jóvenes y tantas veces los adultos también, evitan hablar de los temas que inquietan, que asustan, que hacen dudar, que deberían ir saldándose durante el crecimiento. Para así, llegar a una etapa donde podamos disfrutar libremente de nuestro cuerpo, conocerlo y no sentir vergüenza alguna de consultar, de aconsejar, de acercarse a un lugar de capacitaciones.

Entender la educación sexual como una cuestión de derecho es primordial para entender que hay una sociedad que esta creciendo que se desarrolla y que cambia, por lo que acompañar esos procesos y entenderlos como algo común es lo que nos llevará a entendernos más como sociedad.

Un empujón para la LEY

Hace poco más de 3 años, una ley determinaba que la sexualidad debía ir de la mano de la educación en todas las modalidades del sistema educativo público y privado, de condición laica y católica.

Sin embargo, hoy en día es muy difícil encontrar un establecimiento que cumpla con lo legislado a fines de 2006. El tema de que haya una ley no implica que se lleven adelante proyectos y/o programas relacionados con la sexualidad. Las leyes sirven para generar políticas públicas, las cuales hoy en día no están acorde a las condiciones sociales. Y no solo esta ley, ya que existe un marco legal amplio en relación con la sexualidad.

Lo principal es que los trabajadores del Estado tanto como la gente se vayan apropiando de esta posibilidad y, así, se puedan generar estrategias de trabajo, que no solo permitan que lleguen folletos, sino que se pueda ir más allá, que se puedan generar espacios de escucha, de confianza, donde se pueda reflexionar, aprender.

Es indispensable que se comiencen a tratar los aspectos biológicos, psicológicos, sociales, afectivos y éticos en los cuales se basa la ley; necesario para entender que la sexualidad abarca la vida de relación, la cultura y la espiritualidad, fundamentales para la educación de los niños y adolescentes.

Información útil:

0800 222 3444 - SALUD SEXUAL (Anónimo y Gratuito)

Centro ETS (Enfermedades de Transmisión Sexual) - 0237 – 4635112 (Moreno)

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