lunes, 19 de diciembre de 2011

EDITORIAL: Reconquista

Muchos compases quedaron huérfanos...

La orquesta de músicos improvisados no logró cumplir con la obra,

una incompetencia que con astucia intentaba vestir

lo que el alma miraba con zozobra.

Quisieron amparar en un lecho de rosas

la falaz mentira que sonaba como bombas en la noche.

Las cortinas desgarradas por sus espinas permitían que el humo pasara

sin poder desempatar una injusta partida.

Sabor a bronca, espasmos y ansias de cambios,

también zorros enmascarados y cómplices,

tierra y asfalto para un malambo zodiacal,

ambición terrenal del espíritu que reencarna.

Bombos de lata, aluminio y acero,

y una luna testigo de la brutalidad pensante.

Una maníaca carcajada que nunca agonizó,

que con la cresta encendida se disfrazaba de fiera.

Después el tiempo, después los recuerdos, las palpitaciones

la efervescencia tardía de un viejo remedio bien guardado.

Las calles desbordadas en estaciones inventadas,

un desembarco audaz y estrepitoso pero esperado.

Se infiltran razones a veces inconclusas que hacen pensar,

¿qué nos queda del tiempo que no fue,

del impulso convertido en resistencia que agitó las gargantas,

de las broncas compartidas en miradas encontradas?

domingo, 18 de diciembre de 2011

19-12-2001. Dos relatos de la misma crisis

El presidente De la Rúa decreta el estado de sitio, las fuerzas del orden tienen el poder, ahora explícito, para reprimir a aquellas personas que se congreguen en espacios públicos.

Es el 19 de diciembre en la ciudad de Buenos Aires. Varios factores hacen que esos hilos que nos sostienen como sociedad se fortalezcan y se visibilicen. Es verano y las ventanas abiertas generan una comunicación visual al instante con varios vecinos, como si fuera el 31 a la 12 cuando muchos se asoman después del brindis para ver los fuegos artificiales.

Las palabras de De La Rúa dejan un gusto más que amargo, es bronca, indignación. Los meses previos los porteños habían ensayado una nueva forma de manifestarse: los cacerolazos. Comenzaron entonces, en esa noche del 19 a escucharse los primeros.
Diciembre en el Conurbano siempre es un momento tenso, donde la proximidad de las fiestas y los balances hace brotar emociones y sentimientos, sentires y sensibilidades. En ese final de 2001 el balance iba a demoler cualquier atisbo de optimismo. No se veía una luz al final de ese tobogán.

Las palabras de De La Rúa generaron miedo y mucha incertidumbre en el Conurbano, allí por donde pasa lo más delgado del hilo nacional. La verdadera inseguridad que pone en duda la continuidad de las cosas era el manto que lo cubría todo. Las puertas comenzaron a cerrarse.

Los cacerolazos porteños se escuchan cada vez más fuertes y cercanos. Comienzan a sentirse en las esquinas, tal vez el primer espacio público de las urbes. Allí comienzan a reunirse algunos vecinos, gente que todavía no es pueblo, que como un acto de rebeldía manifiestan su repudio al estado de sitio. Las intersecciones de las calles quedan chicas, generan claustrofobia, por eso se va en busca de las avenidas, donde hay más espacio y corre más aire.


Lo espontáneo colectivo no es casual, es la manifestación de la sociabilidad que perdura aún cuando fue amenazada de muerte por las políticas neoliberales, individualistas: antisociales. Así es como en simultáneo las grandes arterias de la ciudad se van alimentando de cientos, miles de personas que necesitan manifestarse, pero sobre todo encontrarse. El flujo de ese río revoltoso, de agua dulce y también salada tiene su cauce bien marcado y una clara desembocadura: el Congreso de la Nación y la Casa Rosada.

Los años 90 habían generado la desintegración de lo político, la crisis de representatividad y con ese discurso menemista del fin de la historia, pretendía poner fin a los grandes relatos que proponían cambiar el mundo, soñar con utopías. En el Conurbano, con la retirada del Estado, se vivía a merced de las leyes de mercado y las normas de la individualidad exacerbada. Esto dio lugar a la otredad como amenaza: el otro como posible enemigo o como el mercado lo impone, el otro como competencia. En ese estado de las cosas en donde siempre pareciera ser “todo o nada”, siempre se vivía en estado de excepción, como el estadio de sitio.

Un fantasma comenzó a recorrer los barrios del Conurbano desplegando el miedo como dispositivo de salvaguarda del sistema. Ya no había indiferencia para con el que menos tiene, había desconfianza: el que está abajo va por el próximo de más arriba. El sistema entonces puso piloto automático, eran sus víctimas la salvaguarda del statu quo. La clase media-baja ya había cerrado sus puertas, para después armarse y esperar agazapada. Las ordas de hambrientos estaban pronto a llegar. Cual francotiradores se apostaron en las terrazas. En definitiva, todos quedaron encerrados.

Que se vayan todos, que no quede, ni uno solo retumba en las gargantas de jóvenes, viejos, familias y ex solitarios. Los planos detalles alcanzan a registrar las pieles erizadas y lágrimas de euforia. No hay miedo, se avanza con la seguridad del justo. El Congreso, desguarecido de las rejas impenetrables que lo esconde hoy 2011, comienza a ser tomado por la gente. Pero vacío es solo un edificio. La impotencia hace que los cantos y los gritos sean más fuertes. Se decide ir entonces a la Casa de Gobierno. Alguien tiene que atender. Alguien tiene que hacerse cargo y escuchar. Y obedecer al soberano: el pueblo.

Detrás de la crisis

El trueque, las asambleas barriales y los comedores comunitarios que se organizaron a partir del 2002 ocuparon un lugar clave en la sociedad durante los años posteriores.

La crisis social, económica y política que se dio en Argentina hace 10 años, que significó la caída del Gobierno de Fernando De La Rúa, tuvo sus consecuencias poscrisis donde se vieron afectados y encarecidos los derechos básicos como son la alimentación, la educación, el trabajo.

Las secuelas más claras fueron la falta de dinero y la ausencia del Estado. Frente a esto la sociedad fue encontrando diferentes formas de organización para satisfacer estas necesidades. Así surgieron diferentes experiencias organizadas en el interior de los barrios del Conurbano Bonaerense.

Principalmente, se innovó con una economía popular implementada para poder subsistir a la crisis. Apareció el trueque en todos los clubes y sociedades de fomento de los barrios de Moreno. Esta metodología tenía su moneda propia, el crédito. Este sistema facilitó el intercambio de productos, como alimentos, ropa, cosas usadas y también servicios como plomería o albañilería.

Tal como describe Susana Hintze en la investigación “Trueque y economía solidaria”, “la filosofía del trueque se basa en la `reinventación del mercado´, que funciona de manera paralela a la economía normal no persiguiendo, sin embargo, los valores de ella. No se caracteriza por el lucro y la especulación sino quiere establecer un modelo económico más humano a través de los principios de solidaridad, confianza y reciprocidad”.

Así el trueque desprendió una lógica diferente donde precisaba de la organización de los vecinos. De esta manera se empiezan a generar también asambleas barriales con el fin de discutirse objetivos concretos para la comunidad y formas de acción para encontrar respuesta a las necesidades.

Esto no fue casual, sino parte del contexto en que la crisis rompió con las instituciones dependientes del Estado y dio lugar al surgimiento de otras maneras informales. La crisis modificó la económica, la política, la cultura y a la misma sociedad, que creó nuevos vínculos sociales que años posteriores se ven reflejados en organizaciones sociales y culturales, que hoy tienen una clara incidencia social.

Experiencia comunitaria

La organización y la solidaridad barrial fueron la base. Las asambleas y la participación resultaron imprescindibles para que una experiencia barrial fuera posible.

La Chispa entrevistó a Ariel Tapia, uno de los promotores para la creación del Comedor Comunitario Las Cañitas, del barrio Santa Brígida, que es uno de los barrios más humildes, uno de los lugares en donde más se acentuó y sintió la crisis. Claramente, esto repercutía en los chicos, donde la falta de alimentación era la principal necesidad. El barrio era un asentamiento de 20 manzanas que tuvo dos intentos de desalojos, esta resistencia hizo que los vecinos se juntaran, para que al momento de enfrentar la crisis el cambio en el barrio fuera posible.

Su experiencia da cuenta de las formas de subsistencia que se fueron encontrando, “después de los saqueos y la crisis empezamos con un grupo de amigos a organizarnos con ganas de hacer algo, fuimos casa por casa para pedir que colaboren con mercadería o con lo que fuere, los que consiguieron las primeras mercaderías eran escuelas, después algunos locales comerciales del barrio y así empezamos con copa de leche un día, sumamos clases de apoyo, se iban sumando los vecinos”.

Como en todos los barrios el trueque era el sistema elegido para el intercambio, incluso fue lo que permitió sostener el comedor, tal como contó Tapia, se realizaban trabajos en el barrio, como cavar una zanja a cambio de comida. Al ser un comedor comunitario y popular las formas de organización para sostenerlo se iban experimentando, “en principio recorríamos las instituciones, después almacenes y panaderías del barrio, pero eso tenía un límite porque cada vez nos quedaba más chico nuestro comedor, llegamos a tener 170 chicos y no daba abasto con la ayuda de los vecinos. Entonces, con las madres y los padres de los chicos empezamos a hacer rosquitas, empanadas, panes rellenos para vender, y con eso hicimos plata como para comprar recursos, pero siempre insistiendo con el municipio que les correspondía hacer eso, nunca tuvimos respuesta”.

Esta organización barrial se extendió y el vínculo se expandió entre barrios y experiencias similares, “empezamos a trabajar en conjunto con otros comedores y la metodología que nos quedaba era cortar la calle y entrar en instancia de negociación, así conseguimos algunas cosas”, describió Ariel.

El comedor comunitario se sostuvo hasta 2005, la experiencia fue movilizante y referente para experiencias posteriores. El comedor tuvo una función sumamente importante “las propuestas que salen de los vecinos hacen que uno vea que se puede en tanto se organice, todo se decidía en asamblea, ejercíamos democracia directa en la toma de decisiones, decíamos cuales eran las necesidades y como las resolvíamos, y a la hora de poner el cuerpo estábamos todos”.

Tanto estas como otras experiencias similares generaron espacios de participación vecinal y tareas colectivas que promovieron cambios en el barrio, enfrentándose a la crisis desde la realidad más dura y concreta.

En la esquina

Ayer fue un tiempo que mucho no recuerdo, en mi memoria rondan imágenes de lo más cercano a mí, lo que sucedió no mató mi esperanza, no agrandó mi temor, pero algo cambió, cuando ayer todo cayó.

Hace días que un panorama sombrío se posaba sobre nuestro país, se sentía un aire de cambio y muchas cosas que sucedían iban tomando fuerza al pasar los días.

Una historia mal resuelta había generado que un clima social de tensión se convirtiera en el miedo mismo, en realidad un sentimiento diferente se posaba sobre los diferentes sectores sociales, pero aún era algo abstracto para muchos.

Ese día lo recuerdo bien, estaba recostada en mi habitación mirando algún programa de esos para matar el tiempo, no había pasado la medianoche aún, todos en casa estaban en silencio, algunos durmiendo, otros despiertos.

No paso mucho luego de que me levanté para ir al baño, cuando escuché un golpe en la puerta y al instante un grito: “¡Mary!¡levantate!, los del bajo vienen a saquear”; mi madre nos levantó a todos, salimos a la vereda y vimos que los vecinos estaban juntos en la esquina, solo mi mamá y mi papá se acercaron allí.

Volvieron con la noticia de que los del bajo (gente que vive de la calle principal del barrio hacía el río) estaban juntándose para saquear nuestras casas; no había mucho temor entre la gente, más bien algo de exaltación por ponerse a defender lo propio.

No era extraño que pudiera suceder, comenzaban a aparecer noticias en los medios sobre este tipo de actos y también podías verlo en tu propio barrio, así que no fue una sorpresa, pero a mi edad era un poco complejo comprender lo que pasaba.

En principio, los vecinos prendieron fuego unas gomas viejas y algunos cacharros que tenían guardados. La idea fue quedarnos todos alrededor del fuego esperando a ver si pasaba aquello que no queríamos que pase.

Yo, en mis 16 años, no podía negar que tenía miedo, que en realidad no quería estar ahí, no por no querer defenderme, sino porque creía en que no me correspondía a mí esa tarea, cuidar de mi casa, mi barrio y mi integridad física en una situación de esas.

Igualmente permanecí junto a mi familia hasta pasadas las 4 de la madrugada; entre la luz del fuego nada sucedió. Mientras nosotros, cansados y con olor a humo, esperábamos por “ellos”, ellos estaban durmiendo y ni siquiera pensando en hacernos nada.

En el medio del estallido

El impacto visual del estallido del 2001 fue más trascendente que la misma crisis económica.

Los medios audiovisuales fueron la representación del caos y el proceso social que se vivió en aquellos días y como actores sociales, tuvieron un papel casi protagónico en lo que significó este proceso social.

Lo Mass Media hicieron foco en la representación del caos, la fiebre, el hambre y la desesperación. Las imágenes de fuego y saqueos copaban las pantallas y las tapas de los diarios, el estado de sitio sumó la inestabilidad de las emociones entre los mismos vecinos del barrio.

A títulos tales como “Desborde Social”, Telenoche usó para hacer referencia a los saqueos a supermercados en gran parte del país donde quedarían expuestos nada más que la población más humilde, sobre todo el sector del Conurbano. El ejemplo mas redundado fue el caso en Ciudadela, en un mercado chino. Las imágenes del mismo se repitieron en la mayoría de los canales y la captación de su dueño llorando, las corridas detrás de el con un árbol de navidad, terminan por representar al pobre, a “el villero” una vez mas, como el principal enemigo social.

También, desde la prensa se intenta instalar el cacerolazo como símbolo de protesta del hambre a pesar de que comenzó con reclamos de la clase media, en contra de la medida política impuesta por el ministro de economía Domingo Cavallo, que limitaba las transacciones bancarias.

Otras consecuencias, en cuanto a la forma de valorización que hacen los grande medios, se ve en la aclaración constante de que se trataba de una movilización no organizada, subestimando las organizaciones políticas que también participaban .

Durante la marcha multitudinaria del 19 de diciembre el noticiero de cable de Grupo Clarín Todo Noticias (TN), llevó adelante una extensa cobertura donde unos de sus periodista describía el suceso como “emocionante realmente ver tanta gente que se ha movilizado por sí sola, por una necesidad, autoconvocados”.

Sin embargo, los resúmenes que más se repetían a través de estos medios era lo que generaba el estado de sitio. Esa sensibilidad, la vulnerabilidad de no sentir protección gubernamental, la inseguridad que se generaba a través de la misma televisión iba sumando a otras emociones de una inestabilidad permanente.

Si bien algunos medios alternativos planteaban como la oportunidad de la revolución de las clases más bajas, el poder de los grandes medios hizo que ese proceso sólo fuera una crisis que se debía solucionar con las mismas políticas. De modo que las personas tomando electrodomésticos, arbolitos de navidad, como los videos que frecuentaban las pantallas una y otra vez a través de los noticieros, hacía que se generara un temor por ese posible gran cambio.

De la misma manera del “que se vayan todos” y las renuncias políticas que le siguieron le dieron un roce de esperanza a la exigencia popular que empezaba movilizarse. Se generó una especie de triunfo del pueblo pero a la vez se incitó a la reposición como una urgencia para que un nuevo presidente responda frente a la crisis social, política y económica.

Sin embargo, con el tiempo las figuras políticas sólo se fueron transformando, y los medios acompañaron esa metamorfosis, continúan mercantilizando con los mismos de siempre y los demás, el resto que esta del otro lado del medio observa las ilusiones que se plasman a través de su aparato.

No esperes de mí

Mírame, ¿Acaso ves lo que quieres ver?, ¿Reflejo el valor de tu propiedad?, ¿Soy aquello que quieres creer? Tócame, ¿Encuentras en mí tu realidad? ¿Presientes mi modo de ser? ¿Me acerco a tu esencia material? Escúchame ¿Respondo lo que quieres saber? ¿Compraste lo que regalé?, ¿Te hallaste en mi voz otra vez? Descúbreme, Cuando huelas el olor a podrido y el sabor amargo en tu boca, tal vez tendrás mas claros lo sentidos.

El sensacionalismo logra lo que propone cada vez que lo dejamos irrumpir en nuestras emociones, cada vez que le damos pista libre al juego de la realidad que expone. Lo más peligroso es que fiemos de los que nos vende sin darle lugar a una mínima duda.

Será porque más de una vez esperamos que el tiempo nos traiga respuestas. Miramos el reloj y simplemente vemos como cada segundo puede ser una nueva razón. Nos hacemos de esas imágenes los recuerdos, nos fundamos de esas imágenes lo que queremos ser, y de repente nos llenamos de imágenes ajenas y terminamos sintiendo que somos esa representación.

¿Cuánto pudimos tardar en darnos cuenta que los reflejos son ilusiones de lo que creemos? ¿Cuánto tardaríamos en entender que para creer también se puede crear un nuevo paradigma de la misma fe? Si queremos nuevas respuestas es momento de reformular nuevas preguntas.

Cuando nos cansamos de no ser, cambiamos de canal y los nuevos colores intentan confundirnos, y los contrastes nos asustan, nos descolocan y es difícil pensar en contrastes, es difícil apagar con la forma de representación a lo cual nos acostumbraron.

Talvez no se trate de tomar el control o tal vez si, o simplemente se trate de hacerse cargo de lo que queremos ver. No esperes de mí, yo no soy tu realidad, porque aunque parezca irreal, existir solo es cuestión de tu propia imaginación.

Una manera peculiar de hacer política

La crisis del 2001, que se llevó la dignidad de la sociedad, la vida de las personas, encerró el dinero de muchos ciudadanos, pero no logró ocultar la escena interior de la política.

Una década atrás, luego de los períodos funestos ocasionados durante 1976 y 1982 y de las políticas neoliberales de los ´90, Argentina volvía a sumirse bajo una atmósfera turbulenta. Pero el fracaso económico, político y social que estalló en diciembre de 2001, y que originó efectos devastadores, principalmente en los sectores marginados y la clase media, no fueron suficientes para conmover a los dirigentes políticos.

El vergonzoso accionar de estos individuos es denominado, por el periodista y escritor argentino, Damián Nabot con el término gen político, que lo ve como una suerte de capacidad para sortear obstáculos dentro del contexto más crítico y “les permite pensar qué pasos les conviene dar para su propio interés”. Es debajo de esa mención que se oculta esa faceta oscura, que se silencia y resguarda desde los medios de comunicación.

De aquí se desprende el escenario sombrío que caracterizó aquella época, donde desde el interior de la política, las acciones eran ejecutadas como en un juego de ajedrez, donde cada pieza es utilizada o sacrificada a conveniencia del competidor.


Pero cómo iba a pensar la sociedad, que el grupo de “señores” que eligió para ser representada, faltaría a ese honor. Y que el presidente De La Rúa, mientras afirmaba por TV que la unidad nacional podía salvar al país, mandaba a las fuerzas policiales a reprimir, a la vez que declaró el estado de sitio, acción que propició varios casos de gatillo fácil y demostró su oposición al pueblo. Por ello el cuerpo de Granaderos vigilaba a punta de rifle la ola de manifestantes desde la azotea de la Casa Rosada.

Demostrando su verdadero rostro: “un grupo de militares con la orden de defender a sangre y fuego a los ocupantes de la sede del gobierno nacional” (extraído del libro de Damián Nabot "Dos semanas, cinco presidentes").

¿Y quién habló del negociado entre Adolfo Rodríguez Saá y Ricardo Bussi?, del partido Fuerza Republicana, que aseguró al ex presidente los votos para garantizar su triunfo en la Asamblea Legislativa y respaldó su ascenso. A cambio de un cargo en el Consejo de la Magistratura, que le otorgaría influencia sobre el poder judicial para liberar al represor Antonio Bussi.

Además, mientras enviaban a reprimir a los más vulnerables, encomendaban a la policía bonaerense la protección de hipermercados como Coto y Carrefour. Según Nabot, esto se debió a que “los grandes supermercados dependen de potencias internacionales que tienen mas influencia en un gobierno que un almacén de barrio”.

Entre las viles estrategias, el Ministro de Interior Miguel Ángel Tomé, indicó a Julio Grondona (titular de AFA) que se jueguen los partidos suspendidos: “alimentos y fútbol. Pan y circo. Prioridades” (Dos semanas, cinco presidentes, página 175). Sin embargo, el periodista hace una salvedad y asegura que la política como acción pura, es la más elevada porque permite transformar, “más allá de que muchas veces los actores de la política desvirtúan esa acción”.

Pero por sobre estas aclaraciones, es preciso mencionar que por más que los dirigentes políticos sean humanos e imperfectos, una cosa es segura, que como responsables y representantes de cada miembro de la sociedad, deben ante todo, velar por el bienestar de los mismos en su totalidad y sin distinción alguna, sin interponer sus intereses particulares ante la prosperidad de la nación.

martes, 18 de octubre de 2011

A LOS/AS LECTORES

Desde que nacemos nos encontramos sujetos, enlazados biológicamente a aquel ser que nos regaló la vida y protegió en su vientre. Desde aquel entonces formamos parte de un grupo de individuos, que a su vez convive en sociedad.

Ese lazo nos determina, desde el más mínimo detalle hasta la creencia mas profunda. Nos insertamos en la vida social, interiorizados en ciertos saberes y valores que no son innatos, propios de nuestra persona. Porque en realidad nos los han inculcado “inconcientemente”, como si fuera parte de nuestro legado, aunque ciertamente nada de ello es natural en tanto no sigue un curso espontáneo.

Por lo que todas aquellas normas, aun las que parecen simples e inocentes costumbres, son parte de un conjunto de reglas que rigen nuestras vidas, nuestro accionar, como una manera sutil e invisible de manejarnos.

Es ese detalle el que nos convierte en “sujetos” (de allí proviene la palabra), que se hayan amarrados a las normas de un sistema hegemónico, que nos dice que esta bien hacer, pensar y cuales otras no lo están. De lo contrario somos excluidos y así nos volvemos marginados, meros estorbos que fueron descartados. O sino nos corren con absurdas omisiones, al punto de volver tabú temas tan corrientes como nuestra sexualidad.

Ahora bien, si las cosas están más controladas de lo normal, si este sistema excede los límites lógicos de organización. Al punto de no permitirnos ser a nuestra medida, pretendiendo privarnos de sentimientos, creencias y pensamientos. Sólo para mantenernos como ovejas en su rebaño, vedando ante nuestros ojos y oídos infinitos sucesos que ocurren en el mundo que nos rodea.

Pero mas allá de ellos, de sus viles e ingeniosas jugarretas, nosotros somos seres capaces de razonar y con la voluntad necesaria para cambiar el “orden de las cosas”.

Espacios construidos por nosotros, como Activa! Comunicación, son los que nos permiten romper con lo establecido y ser realmente auténticos, fieles a nuestra esencia. Desde allí concretamos nuestras metas, tan propias como innovadoras, que logran superar lo ordinario para situarnos en donde surge lo inesperado. Y así correr riesgos, que hagan que el esfuerzo valga la pena.

Trabajando conjuntamente y desde el consenso, es que partimos hacia un mañana que pretendemos sea diferente, quizás mejor, quizás no. Pero seguros de afrontar la realidad que nos toca vivir hoy en día y construyendo con migajas, para colaborar con el cambio verdadero y constante, donde surgen desafíos progresivos. Y a partir de los cuales seguimos apostando a esta nueva forma de avanzar juntos y unidos, en esta atmósfera intoxicada y nubosa, en la que pretendemos coexistir de la mejor manera.

viernes, 14 de octubre de 2011

Universo de desilusiones

Me creí demasiado joven para dudar y demasiado vieja para equivocarme. Ya casi había resuelto mis dudas y mi equipaje, sólo me faltaba abordar la nave. Pero había algo en mi moral que me acobardaba y necesidades de mi cuerpo que solo manipulaban mi decisión de viajar.

Necesitaba hacerlo, ya no podría frenar mi decadencia de otra manera. La religión de alguien más podrá juzgarme y castigarme. Pero para mí la fe había muerto durante la tercer guerra mundial, hace dos siglos. Y yo no sé cuál es el sentido por el cual llevo más de 15 años de rezarle a mis huesos para que me sigan sosteniendo.

La decisión fue mía, a pesar de que las opciones eran hacerlo o dejarme morir de hambre y enterrarme bajo el polvo, que levantan los zapatos de quienes me ignoran.

Subí a la nave. Sabía que me esperaba un extraterrestre baboso y ansioso por devorarme. Pero yo planeaba distraer mi estómago mientras durase el encuentro. Nunca había hecho algo así, solo tuve relaciones virtuales con su especie.

Si es que había otra solución, creo que supo esconderse bien y la verdad que esto no es nada fácil. Mi depresión pretendía que me arrastrase por el suelo de vidrios rotos y heridas que no querían cicatrizar.

Pero aún había algo de orgullo en mí, o tal vez sólo era la fuerza suficiente de las puntas de pies descalzos que no me dejaban aflojar.

A medida que la nave se acercaba a aquel planeta, mis contradicciones comenzaron a enredarse en mi conciencia. Mis molares se gastaban por la presión de mi mandíbula y mis ojos estaban ya secos de tanto llorar.

Yo no era alguien especial en ese viaje. Era una tripulante más de esa realidad. Tenía pocas razones para arrepentirme y pocos recursos para defenderme. La verdad es que hay algo de optimismo en mí, que no me deja perder el tiempo en culpar a mi mala suerte por lo que soy.

La nave aterrizó. El cielo era de un color extraño, el clima era diferente y los olores me resultan desconocidos. Estaba lejos de casa o lejos del resto de basura que llevo conmigo. Parece que la modernidad fue más virtuosa en este mundo.

Desde allá podía ver a la tierra como a una pobre desgraciada, que nadie valoró ni valora. Podía verla tan pequeña, herida, desorientada, perdida en el universo de las desilusiones.

Mi reflexión me toca de cerca una vez lejos y otra vez el miedo se acordó de mi existencia, cuando comprendí que ya estaba junto a él, en su hábitat. Me ofreció un trago para romper el hielo, pero mi sangre no se descongeló con el primer vaso de licor.

No sé si era el frío o los intensos latidos de mi corazón lo que me hacía temblar tanto. Ya no podía controlar los nervios, solo deseaba estar lejos, en cualquier otro lugar. Estaba muerta de miedo y aturdida por el desorden de mis emociones. Nunca me había sentido tan sola con alguien tan cerca. Me sentía desalmada y evité demostrar esta frialdad de cadáver.

La masa de repugnancia, pudor y dolor que crecía en el interior se tornó incontenible y comencé a despedirlo con el sudor de mi piel. Mi espalda cada vez más húmeda, se parecía mas a la dermis de su especie.

El tiempo pasaba cada vez más lento en ese mundo. Me dejaba ver cada detalle de aquel escenario, como una eterna tortura y cada rasgo de su cuerpo, que para mi no era mas que un cuerpo hueco, sin historia. Sé que yo también era poco para él. Mi feminidad era un comodín para ese juego tan viejo, como el machismo del cual hoy me alimento.

Cuando el encuentro concluyó, el reloj marcó el alivio y punto. Otra vez con los pies en La Tierra comprendí que lo material nunca cubre el vacío del alma. Pero a veces la necesidad pesa más que cualquier ilusión.

Luna José.

jueves, 13 de octubre de 2011

¡Democracia en Merlo ya!

Los malabares del intendente de Merlo para permanecer en la banca, no sólo son de tipo coercitivo sino que también implementa maniobras en el terreno judicial.

Desde el 8 de julio organizaciones políticas opositoras al intendente de Merlo, Raúl Otacehe, se reúnen todos los viernes para marchar en contra de la persecución política y a favor de la democracia. Este reclamo se inició el 27 de junio, desde de la detención del concejal de Libres del Sur, Horacio “Lula” Cepeda, acusado por una supuesta instigación a la extorsión y amenaza coactiva.

Al respecto, cabe aclarar que la democracia se puede ver afectada de distintas maneras, por persecución política, falta de herramientas comunicacionales, o por no permitir ideas opuestas. La gestión del ejecutivo de esta localidad, manifiesta otra forma de hacer política, la cual se asemeja más a lo que se conoce como totalitarismo.

La violencia se ve manifestada en el accionar coercitivo y es el mismo poder quien garantiza la impunidad. Tal como afirmó unos de los miembros del Frente de izquierda al comentar que “el miércoles estábamos repartiendo nuestra plataforma en la estación San Antonio de Pádua y un camión de gaseosas nos atropello, rompiendo el sonido, megáfono y casi me atropella a mi”.

Una de las principales metodologías que utiliza es la imposición de miedo, a través de represión a los militantes y censura a los medios. Héctor Canosa, militante de Libres del sur, aseguró: “Ha pasado con compañeros de Nuevo encuentro, que han recibido una golpiza tan sólo por hacer una pintada”.

Distintas organizaciones son las que están comprometidas en esta lucha constante, que tiene como principal objetivo la aplicación real de la democracia. Tal es así, que el candidato a concejal por el Frente de izquierda, Mauro Spina comentó que se encuentran haciendo la marcha en solidaridad con Lula, “principalmente porque en Merlo se vive un régimen de dictadura civil”. Aseguró además, que “toda la oposición es perseguida”, las organizaciones populares, los estudiantes del Instituto Nro. 29 y los secundarios que pretenden organizarse.

Uno de los elementos primordiales para poder fomentar la democracia, es poder garantizar la participación de los distintos partidos, un lugar para el debate, donde puedan expresar las distintas posturas.

Sin embargo, estas prácticas antidemocráticas implementadas hace dos décadas, parece ser una piedra inamovible que destruye a todo aquello que considera un obstáculo. Por eso mismo, es necesario construir nuevos cimientos y comenzar a fomentar un espacio donde la situación sea totalmente inversa.

¿Aparentemente sabotaje?

Desde 1991 la banca del jefe comunal del distrito, es ocupada por Raúl Otacehe. Las banderas cambiaron, flameron contradicciones, pero el poder supo desarrollar estrategias extorsivas para continuar vigente.

Mientras tanto, el concejal de la oposición, Horacio Cepeda, se encuentra detenido en Castelar por presuntas acusaciones que surgieron inesperadamente. A mediados del 2010 fue acusado de adquirir tres sueldos de empleos diferentes, situación por la que lo destituyeron de su cargo de concejal. Posteriormente, fue restituido a sus funciones en el concejo del distrito, hasta que llegaron nuevos cargos: lo imputaban como instigador de extorsión, según él mismo redactado en una carta que envió el día 20 de junio de 2011, al programa Recorte Informativo de radio FM Moreno.

A partir de esto lo detienen en su domicilio, sin que sus abogados pudiesen ver los pasos procesales hasta cuatro días después. Pero eso no es todo, tres días después lo llevan a declarar sin haberle avisado a sus abogados.

Además, en la declaración de ese mismo día, el acusado se encontró con otras denuncias, de 5 o 6 personas que lo acusaban de extorsión, amenazas y coacción. Aunque los hechos denunciados ocurrieron, supuestamente, en el año 2004. Pese a todo ello, no hubo pruebas contundentes, sólo meros testimonios.

martes, 11 de octubre de 2011

Crónica de un crimen histórico de lesa humanidad

La Comunidad Potae Napocna, Navogoh (Garra del Oso Hormiguero, La Primavera), se encuentra hacinada entre límites cada vez mas pequeños. Condenados a la miseria por la misma política que los explota.

La sangre de la represión

La tuberculosis, sífilis y la desnutrición predominan, mientras que la atención médica es casi inexistente. El gobernador de la provincia de Formosa, Gildo Insfran, con mandato desde hace 17 años, es el principal culpable de que esta sombría situación perdure en una provincia donde el 60% de la población se halla en condiciones de extrema pobreza.

Frente a esa realidad y ante la poca atención gubernamental, la población Qom optó por llevar adelante ciertas medidas. Instaron para recuperar un predio, a través del pedido de titularidad y acamparon cuatro meses en el lugar.

Sin embargo la represión se hizo presente el 23 de noviembre del 2010, en aquel corte de la ruta Nacional Nº 86. La familia terrateniente Celía, acompañada de la Policía, que intentó desalojarlos sin una orden judicial y dispararó contra los ocupantes. Como resultado fueron asesinados el indígena Roberto López y el policía Heber Falcón. Además este accionar implicó una decena de Qom heridos, 29 detenidos y ranchos incendiados.

El silencio, el cómplice

Desde diciembre del 2010, un grupo de la Comunidad Primavera se instaló en Buenos Aires para lograr un diálogo con la presidenta Cristina Fernández, en aras de solucionar el problema territorial y la urgencia social. Sin lograr una respuesta oficial durante cuatro meses de pedidos, a partir del 25 de abril de 2011 Félix Díaz junto a otros 16 qompi, iniciaron una huelga de hambre mientras llevaban adelante el acampe en el corte parcial de la avenida 9 de julio. Las respuestas tardaron en llegar. Después de 8 días de huelga, el Ministro del Interior, Florencio Randazzo los recibió con la condición de levantar inmediatamente el corte.

Luego de varias reuniones, acordaron algunos puntos importantes, tales como la prohibición del arrendamiento de terrenos comunitarios y la realización de un estudio técnico sobre la superposición de tierras. Además, el Gobierno se comprometió a avanzar en la aplicación de la Ley 26.160, emergencia en materia de posesión de tierras, que ocupan los indígenas en todo el territorio de Formosa.


La justicia de la vereda de enfrente

Las muertes que dejó la represión del 23 de noviembre aún no presenta culpables. Sin embargo, los únicos imputados son los integrantes de la comunidad Qom y en cuanto a los homicidios, el principal acusado es Félix Díaz, como instigador al delito. Esta denuncia procede de la causa que se tramita en el juzgado, a cargo del juez Santos Garzón. Ningún policía, ni integrante de la familia Celía o político del gobierno de Insfran fue acusado. Sólo Félix Díaz y algunos de sus hermanos Qom, se encuentran en esta denigrante imputación.

Con los pies en la tierra

La represión sigue siendo el síndrome de un sistema de órdenes que condena, de diversas maneras, a la Comunidad Potae Napocna, Navogoh. Sin embargo, ahí están haciendo frente a las malezas que no dejan florecer las hierbas, que desde hace siglos son pisoteadas.

Prefirieron salir a pelear antes que esperar que las respuestas vengan de un cielo particular. Porque esa es su religión, su forma de vivir, es tomar de la energía de la naturaleza que los circunda, para devolver la magia con cada gota de sudor. Con los pies en la tierra para sentir que la propiedad es más que un sello, es una huella que se lleva en la sangre.

Combatiendo el abuso, con la fe de recuperar las mismas tierras que por origen, ancestros y preexistencia, les deberían devolver. Fueron saqueados durante la conquista española, pero la historia nunca terminó con ese flagelo de la explotación. Por eso mismo, cada paso Qom demuestra que la lucha continua a pesar de las presiones impuestas. No es arte de magia la invisibilidad de sus reclamos, es la escasa voluntad política para dar respuestas. La complicidad es más obvia aún. Hijos de la tierra, defensores de la misma. Ahora imputados con leyendas relacionadas a intereses políticos más que con la realidad que les toca vivir.

La Iglesia Católica y las “Cruzadas del siglo XXI”

Los enfrentamientos internacionales de las últimas décadas, revivieron un conocido término que llegó hasta la actualidad, a través de los libros y a partir de la mega industria cinematográfica: las Cruzadas. A pesar de que estuvieron atravesadas esencialmente por tintes religiosos, los intereses fueron diversos.

Primero hay que recordar qué fueron las Cruzadas, para después hacer una analogía con la actualidad, aunque las comparaciones salen por sí mismas. Las campañas, en principio militares, iniciaron en el siglo XI y se extendieron hasta el siglo XIII. Éstas dividieron al mundo entre cristianos y musulmanes, por la recuperación y posesión de Tierra Santa. Precisamente, todas las guerras al servicio de la Iglesia recibieron este término.

Si bien el combustible de las luchas en principio fue la cuestión religiosa, el motor fue militar, comercial, social y político. Una carrera hacia la evangelización de todo el mundo, ante la necesidad de expandir la sociedad feudal hacia nuevas fronteras. La historia tradicional cuenta un total de ocho Cruzadas en más de 200 años, aunque se cree que las campañas fueron más.

Vale aclarar que el enfrentamiento no sólo ocurrió entre cristianos y musulmanes, sino que las religiones paganas y los pueblos indígenas de diferentes partes del mundo, también fueron asediadas y destruidas por el filo de la espada. Contando con la bendición de la Iglesia Católica, como en el caso de la conquista de América. Estos sucesos no “entraron” en la historia como parte de las Cruzadas, aunque los motivos religiosos, comerciales, sociales y políticos, se dieron de la misma forma.

Estas características se adaptan a la actualidad desde varios hechos históricos y otros recientes, como la invasión norteamericana a Irak para la apropiación del petróleo en el mundo árabe. De esta manera, con lo se que dio a entender, como el inicio de una nueva cruzada, el presidente norteamericano George Bush, le aseguró al Papa Benedicto XVI la protección de todos los cristianos residentes en Irak. Como respuesta, el Papa solicitó que la situación sea resuelta lo antes posible, sin omitir críticas acerca de las acciones militares.

Otra operación de la Iglesia que apuntó directamente contra una fracción de la sociedad mundial, fue la fuerte campaña en contra de la homosexualidad, tratando la elección sexual como una enfermedad. Para no alejar tanto las comparaciones, se puede citar el caso del obispo correntino Hugo Santiago, de la localidad de Santo Tomé, quien aseguró que “la homosexualidad es una enfermedad que se puede curar y tratar con médicos y sacerdotes" y no sólo eso, sino que reforzó su idea segregacionista: “se pretende enseñar en las escuelas que es algo cultural de la libre elección”.

La Iglesia y su próxima cruzada

En las últimas décadas la población católica decayó rápidamente, más drástico lo vio la comunidad del Vaticano, debido a la pérdida de seguidores en toda América Latina, donde se concentra cerca de la mitad de los católicos de todo el mundo. Los estudiosos del caso estiman que si el fenómeno continúa como hasta ahora, el catolicismo latinoamericano colapsará al cabo de una década y media.

En América Latina radican cerca de 500 millones de católicos y según comentó Elio Masferrer, presidente de la Asociación Latinoamericana para el Estudio de las Religiones, él no cree que Dios esté pasando a segundo plano, sino que “es la Iglesia Católica la que está dejando los primeros lugares en el mercado de las religiones”.

Los principales reclamos realizados y los motivos de la pérdida de adeptos, se deben a las estructuras rígidas y centralizadas que mantiene el Vaticano desde hace décadas. A esto hay que sumarle los mensajes autoritarios que se reproducen en cada sede, que por cierto son muy lejanos a los postulados de la Teología de la Liberación. La próxima cruzada de la Iglesia Católica, será sin duda, la lucha por la recuperación de sus adeptos.

domingo, 9 de octubre de 2011

¿Política o reality show?

Se trata de un fenómeno que está afectando las relaciones políticas, transformándolas en un negocio rentable, que tiene como punto de partida a los medios de comunicación.

A vísperas de las elecciones presidenciales, se puede ver cómo los proyectos de gobierno, se convierten en “programas” de televisión. La era de los reality impactó en los gobernantes, dejando de lado las formalidades y utilizando los medios de comunicación como una herramienta para pulir su imagen. Debido a que en cuestiones de política lo que realmente importa, es ser conocido, estar en los medios y punto. De esta manera, las relaciones entre políticos se van deteriorando y disminuyendo las discusiones cara a cara.

Cuando se enciende el televisor, de lo único que se habla es acerca de quién se sumó con quién y se bajó de tal. Así como sostiene el escritor Sharada Prasad, cuando afirma que “en política, lo que importa no es saber quién es quién, sino quién está con quién”. Un claro ejemplo de esto se ve en el radical Ricardo Alfonsín y el peronista disidente, Francisco De Narváez, quienes formaron el partido “Unión Para el Desarrollo Social”. A partir de ese momento, el centro de preocupación fue el porqué de esa fórmula, que obviamente tiene como objetivo llegar al poder, sin importar el bienestar de la sociedad.

La realidad es que hay una carencia de actitud política, debido a que en sus discursos interminables, los políticos aparentan hablar de todo y realmente de nada. Como ocurre con Mauricio Macri, que poco sabe de leyes y cuestiones que hacen a la gestión de la ciudad. Además el mandatario porteño, está incitando a que la política se degrade, ya que no quiere formar parte de los distintos debates que son esenciales para la construcción de un país. Al respecto Noel Clarasó, también escritor, sostiene que la “Política es el arte de obtener dinero de los ricos y votos de los pobres, con el fin de proteger a los unos de los otros”.

Como consecuencia, sucede que no trabajan para buscar una solución a los problemas, limitándose a transmitir sus críticas peyorativas, que no aportan al bienestar del país. Sólo hace que la sociedad se divida aún más.

Es evidente que en Argentina, la política es un reality show, en el cual si un hecho no tiene una buena imagen que lo acompañe, no existe. Se mediatizan los reclamos e influyen en la opinión pública. Esta teoría se está profundizando cada vez más, no sólo en nuestro país, sino en varias partes del mundo, como Latinoamérica y EE.UU. Y la realidad es que la relación entre políticos y los medios, ya es un hecho que está instalado.

¿Qué es un reality show?

Los reality show son programas de televisión que combinan aspectos reales y ficticios, con un tono humorístico. La televisión argentina se encuentra atravesada por este tipo de formato, un fenómeno que se ha puesto de moda en los últimos tiempos. Hasta los grandes y comprometidos programas periodísticos se han vuelto una pantomima de la realidad política de nuestro país.

En los últimos años del siglo XX apareció la sátira en la televisión, realizada por actores y dobles, dejando de lado las caricaturas de los diarios y revistas. Además esto hizo que se tomara una nueva dimensión política, en donde se traslucen las peleas, competencias y conflictos de los distintos partidos.

En el año 2009 surgió en el programa Show match un segmento denominado “Gran cuñado”, que llegó a influir a la opinión pública respecto de las elecciones legislativas. Allí se mostraban las distintas facetas de los candidatos, favoreciendo a algunos y a otros no tanto. No caben dudas, de que el humor se convirtió en un arma política muy importante.

Los reality show son la tendencia de la TV moderna. Estos tipos de programas son parte de un proceso que se ha venido desarrollando en los distintos continentes y ahora se encuentran en los canales más importantes del mundo.

La Bemba, única radio comunitaria en un Ex Centro Clandestino

Radio La Bemba, no solo transmite desde el Ex Centro Clandestino de Detención, Tortura y Exterminio “Olimpo”, sino que también desde allí se produce y re-produce. En este espacio recuperado, emplazado en el barrio de Floresta, Ciudad de Buenos Aires, se construye sentido, y a la vez un espacio que genera políticas de memoria y de comunicación.

La Bemba es una iniciativa que surge del encuentro entre la Mesa de Trabajo y Consenso del ex “Olimpo” (integrada por organizaciones sociales y organismos de DDHH como Madres de Plaza de Mayo, Abuelas, H.I.J.O.S., sobrevivientes de este ex CCD, entre otros) y la agrupación Venas Abiertas.

Con el desafío de trabajar la memoria, en su sentido más activo, lejos de lo estático, de la concepción conservadora de museo, se le fue dando forma a este proyecto comunicacional y comunitario. Que viéndolo es perspectiva ha avanzado a una velocidad que entusiasma. Porque La Bemba apenas tiene poco más de 6 meses y un proceso de más de un año.

Varios factores hicieron posible que germinara este proyecto. Esencialmente la búsqueda de la Mesa de Trabajo de nuevas formas de acercarse a la comunidad porque “es necesario generar conciencia crítica, que este espacio pueda ser apropiado por los vecinos, y que principalmente se transforme en un espacio de militancia”, dice Marcelo López, integrante del equipo de trabajo del Ex Olimpo.

Otro factor importante es el marco político y jurídico que generó la aprobación de la Ley 26.522 de Servicios de Comunicación Audiovisual, promulgada el 10 de octubre de 2009. “Ha sido algo importante que a nosotros nos permitió soñar con una radio comunitaria dentro del marco de la ley”, comenta Julia Medina, integrante de Venas Abiertas. Organización que tuvo una experiencia previa abriendo una radio comunitaria en un barrio de Ituzaingó.


Esta ley, que establece que un 33% del espacio radioeléctrico tiene que ser asignado a entidades sin fines de lucro, entre las que se encuentran las organizaciones comunitarias, pareciera resolver la contradicción entre lo legal y lo legítimo a la que las radios alternativas se vieron afectadas durante muchos años.

La Bemba está teniendo una gestión que próximamente le permitirá poder crecer en infraestructura con mejor equipamiento. Porque hoy transmite por internet en www.labemba.com.ar pero “el desafío ahora es lograr levantar la torre para poner la antena para que podamos salir por aire, y así tener una mejor llegada a los vecinos. El objetivo es poder tener una cobertura de toda la Comuna”, comenta Julia. Lo que implicaría llegar a un radio más que importante en la Ciudad de Buenos Aires.

Disputas y organización

La Ley de Medios, entre otras cosas, ha logrado que el poder de la comunicación y el rol de los medios se instalen como temas de discusión en el seno de la sociedad. Pero eso no es suficiente. La democratización de la comunicación es un desafío aún mayor y al que hay que sostenerlo con compromiso y una fuerte participación de las organizaciones sociales para ganar terreno en ese ámbito.

“Nuestra apuesta es disputar sentido a los grandes medios, darle otro espacio a nuestros interlocutores. Queremos cambiar ese rol pasivo del oyente que los multimedios proponen a la gente. Nosotros queremos un ida y vuelta, incluso que la participación sea desde acá adentro”, dice Julia.

La programación de la radio ha sido, y lo seguirá siendo, el resultado de la integración y compromiso de personas y organizaciones que se sienten motivados a participar de un espacio como este. Pero el marco está claro: “acá no va a venir gente que promueva el individualismo, ni mucho menos con actitudes fascistas”, dice Ricardo Maggio, integrante del equipo de trabajo del Ex Olimpo.

De todas maneras el desafío es garantizar la heterogeneidad porque “la programación de la radio no es una suma de programas, acá promovemos la participación colectiva, el compromiso, el involucramiento en este espacio que tiene sus propias características y su impronta política desde la promoción de los Derechos Humanos en su concepción amplia”, dice Julia Medina.

La Bemba es un espacio heterogéneo que por el momento ha demostrado que puede garantizar el respeto por la diversidad. En ella confluyen líneas de trabajo, que se traducen en programas, que construyen desde lo territorial, lo cultural, la problemática de género, las identidades originarias. Con ejes transversales como los Derechos Humanos, la identidad, la política, la comunicación.

“Mujeres al derecho y al revés”, del que Julia Medina forma parte, es un programa que propone pensar la realidad desde una perspectiva de género.

“Desde el Puente” es un programa producido por la organización “El puente” que mantiene un trabajo cultural en el barrio de Villa Luro, lindante a Floresta donde se encuentra La Bemba.

También sale al aire “En el furgón”, programa de Activa! Comunicación que trabaja e indaga sobre la identidad del conurbano.

Alegrías

A pesar del corto camino recorrido varios han sido los momentos que provocaron satisfacción y emoción a los integrantes de La Bemba.

Para Julia Medina uno de los momentos más emotivo fue “cuando la Mesa de Trabajo nos dijo que estaban de acuerdo con que hagamos La Bemba”. También “pongo en la lista el festival que hicimos. En ese momento nos dimos cuenta que estábamos construyendo colectivamente un espacio comprometido”.

“Muy fuerte fue la experiencia de compartir este espacio con los compañeros del Frente Nacional Campesino que recorrieron miles de kilómetros para hacerse escuchar, y La Bemba fue su espacio para difundir la lucha que vienen llevando adelante”, cuenta Marcelo López.

Recientemente, el 31 de agosto, Radio La Bemba fue distinguida con el Galardón Susini otorgado por el Consejo Profesional de radio de Argentores.

Y no puede quedar afuera de esta lista de momentos emotivos la visita de Osvaldo Bayer al estudio de la radio.

La comunicación y la memoria

Entender los DDHH en su concepción amplia del término, lleva al desafío de pensar con qué esquemas de trabajo comunitario, herramientas y políticas públicas se puede revertir lo que la última dictadura militar ha hecho en nuestra sociedad. Teniendo en cuenta que muchos dispositivos políticos, sociales y culturales aún persisten en nuestro presente.

Y allí juega un papel muy importante la memoria, y la ética de la memoria. Allí hay que disputar sentido, para contraponer al peligro del “revival”, de las efemérides, de la nostalgia, de la demonización y también de la mitificación, de la memoria como recuerdo seco, como una fotografía, un pasado ajeno a nuestro presente.

La comunicación es transmisión y la memoria también lo es. Allí es donde confluyen y se potencian. Porque el peligro es que se nos imponga una historia que nos es cómoda, pero que no nos permite acceder a experiencias que nos enriquecen y por sobre todo nos devuelven el sentido de la historia y nuestro rol como sujetos que la construyen. Esto es esencial para seguir confrontando con este sistema de valores que imponen el individualismo, la explotación y la mercantilización de todo.


Mesa de Trabajo y Consenso del ex CCDTyE “Olimpo”


El 8 de junio de 2005 la Policía Federal fue desalojada del lugar dándose por primera vez las condiciones necesarias para la apropiación del predio por organizaciones de la sociedad civil en cogestión con la entonces Subsecretaría de Derechos Humanos del Gobiernos de la Ciudad de Buenos Aires (GCBA).

La Mesa trabaja para hacer del ex “Olimpo”un sitio abierto a la comunidad. Entienden que la recuperación de la memoria de lo acontecido durante la última dictadura militar argentina (1976-1983) interpela al presente. Es por ello que crearon un espacio para la memoria que no intenta cristalizar y sellar el pasado sino que busca leerlo, revisarlo y comprenderlo para que los crímenes como los cometidos por las fuerzas represivas durante los años del autodenominado “Proceso de Reorganización Nacional” no queden impunes ni se repitan bajo ningún ropaje nuevo ni hoy ni en el futuro.


El objetivo central de su trabajo es que allí donde fueron llevados los compañeros detenidos-desaparecidos, se los pueda recordar de manera activa, militando, creando, investigando, trabajando en pos de la plena vigencia de los derechos humanos.