martes, 19 de octubre de 2010

Columna: El archivo no resiste análisis

Los documentales “Las patas de la mentira” (1983), trabajo del documentalista y psicólogo Miguel Rodríguez Arias, tenía por objetivo la investigación del discurso a través de una serie de actos fallidos que producían políticos. Su “éxito” masivo se dio en la época menemista y la farandulización de la política.


Perdona Nuestros Pecados (PNP), idea de Gastón Portal, toma la posta en 1994, redefiniendo el formato en tiempos de neoliberalismo y su consecuente despolitización de los discursos ideológicos. El punto de inflexión entre Las patas de la mentira y PNP es la materia prima con la que se trabaja. Pasó del fallido, donde se puede identificar un contenido que puede ser decodificable; al furcio, que funciona como una equivocación que causa gracia.


Televisión Registrada (TVR), de Diego Gvirtz, nace en el 99, época de una Argentina en decadencia y en una creciente crítica de la sociedad a los poderes tradicionales. El uso de los archivos comienza a tener un tinte político.


678 es hijo de esta época, en donde fue necesario (bastante tardíamente) desnaturalizar los discursos periodísticos, la “independencia” de los medios y esa tan promocionada objetividad. Herramienta de un poder político que quiere desmarcarse del poder mediático que histórica y groseramente viene incidiendo en el rumbo político y económico del país en beneficio propio.

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