sábado, 7 de enero de 2012

La disputa por el Quinto Poder

Luego de la traición del Cuarto Poder, ese periodismo que hoy responde a intereses corporativos y no a los de la sociedad, se plantea la necesidad de un Quinto Poder. En el seno de este nuevo espacio, se está generando una tensión ideológica y una disputa de poder (valga la redundancia) en el terreno práctico de las comunicaciones.

El periodismo político/social o Cuarto Poder nace con la idea de “fiscalizar” a los otros tres (Ejecutivo, Legislativo y Judicial). En la actualidad ese Cuarto Poder tiene por objetivo deformar la opinión pública en beneficio de su propia estrategia (1). Lo que transformó el objetivo primigenio, que ya no es controlar a los tres poderes sino "corregir" al ciudadano.

En la actualidad el Cuarto Poder está controlado por las corporaciones mediáticas que, con la integración del negocio de la información con el de la comunicación y el entretenimiento, se ha transformado en un monstruo poderoso con fuerte incidencia en los gobiernos.

Por eso hay una identificación entre los medios masivos de comunicación y la globalización liberal. Se organizan bajo una misma lógica, la de mercado y una misma ideología, el pensamiento neoliberal. La traición a la ciudadanía no sólo la deja a ésta desamparada, sino que genera un desequilibrio perjudicial para la democracia: los medios de comunicación son actualmente el único poder sin contrapoder.

La necesidad de crear un Quinto Poder no implica saltear o abandonar la disputa en el seno de ese mismo Cuarto Poder. Es correcto que sea el Estado quién tenga que disputar ese espacio. Esto parecería proponer la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual.

Aún así, no se puede delegar completamente en el Estado esa responsabilidad. Es importante que, mientras el Ente Público disputa en ese terreno (lo que no significa no reconocernos como parte de él), se pueda generar este otro espacio que se denominaría Quinto Poder. Porque en definitiva es sano sospechar si será realmente beneficioso para todos el resultado de esa contienda.

La disputa, entonces, dentro del Quinto Poder se está dando en las prácticas periodísticas y comunicacionales que representan divergentes posturas ideológicas.

El sector privado nuevamente va a la carga con su lógica de mercado y su filosofía individualista posmoderna. Muchos de lo que se identifican con ese sector se sienten representados en lo que se denomina el Cluetrain Manifiesto (http://tremendo.com/cluetrain/). Esta suerte de manual de 95 definiciones pretende imponer de qué manera tienen que desempeñarse cientos y cientos de productores de noticias en la red, a través de los blogs y las redes sociales. La atomización de estas actividades es obviamente el nexo con la lógica de mercado.

El Gobierno por su parte, y entre otras iniciativas a través de la “Ley de medios”, intenta regular la actividad mediática garantizando un 33% del espectro radioeléctrico para las organizaciones sin fines de lucro.

Por otra parte, los profesionales de la comunicación plantean que es a través de una redefinición de la actividad periodística profesional cómo debería dársele sentido a este Quinto Poder. Es indispensable que la ética de la información sea redefinida. Esta actividad debe ser “defendida por una instancia imparcial, creíble, independiente y objetiva”, plantea Ignacio Ramonet, ex director de Le Monde Diplomatique (Francia) al impulsar el Observatorio Internacional de Medios de Comunicación, que tiene por objetivo fiscalizar a los grandes grupos mediáticos. Esta iniciativa reúne tres tipos de miembros, que disponen de idénticos derechos: 1) periodistas profesionales u ocasionales, de todos los medios de comunicación, centrales o alternativos; 2) universitarios e investigadores de todas las disciplinas, y particularmente especialistas en medios de comunicación y 3) usuarios de los medios de comunicación, ciudadanos comunes y personalidades reconocidas por su legitimidad moral.

Ramonet también plantea la necesidad del involucramiento de los universitarios por considerar a la Universidad como uno de los pocos espacios con cierto resguardo de la lógica de mercado. De este modo se abriría otro grupo en condiciones de disputar el Quinto Poder, algo que por el momento no se ha dado de forma contundente.

También los periodistas de oficio impulsan en el seno de sus actividades la redefinición de su profesión, y ahí están en disputa diferentes conceptos de periodismo: militante, social, independiente, libre, etc.

Dentro de las organizaciones sociales hay también divergentes, pero no por eso opuestas, posturas ideológicas: las que inciden en las políticas públicas como la Ley de medios (que ha sido producto de años de trabajo e integración de estas organizaciones), lo que ha logrado que finalmente se garantice un 33% del espectro radioeléctrico para los medios de comunicación de las organizaciones sociales.

También están las que disputan con las grandes corporaciones y con el Estado (sin desconocerlo) pero haciendo la diferencia entre Estado y gobierno. Son aquellas que impulsan cambios profundos y estructurales.

Este es el escenario del Quinto Poder. Una gran oportunidad para recuperar los espacios que perdió el periodismo genuino y la comunicación popular.

(1) El Cuarto Poder (corporativo, capitalista) no sólo está integrado por sectores opositores al gobierno, también los hay oficialistas. Profundizaremos el tema en próximas notas porque amerita una atención especial.

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