Los enfrentamientos internacionales de las últimas décadas, revivieron un conocido término que llegó hasta la actualidad, a través de los libros y a partir de la mega industria cinematográfica: las Cruzadas. A pesar de que estuvieron atravesadas esencialmente por tintes religiosos, los intereses fueron diversos.
Primero hay que recordar qué fueron las Cruzadas, para después hacer una analogía con la actualidad, aunque las comparaciones salen por sí mismas. Las campañas, en principio militares, iniciaron en el siglo XI y se extendieron hasta el siglo XIII. Éstas dividieron al mundo entre cristianos y musulmanes, por la recuperación y posesión de Tierra Santa. Precisamente, todas las guerras al servicio de la Iglesia recibieron este término.
Si bien el combustible de las luchas en principio fue la cuestión religiosa, el motor fue militar, comercial, social y político. Una carrera hacia la evangelización de todo el mundo, ante la necesidad de expandir la sociedad feudal hacia nuevas fronteras. La historia tradicional cuenta un total de ocho Cruzadas en más de 200 años, aunque se cree que las campañas fueron más.
Vale aclarar que el enfrentamiento no sólo ocurrió entre cristianos y musulmanes, sino que las religiones paganas y los pueblos indígenas de diferentes partes del mundo, también fueron asediadas y destruidas por el filo de la espada. Contando con la bendición de
Estas características se adaptan a la actualidad desde varios hechos históricos y otros recientes, como la invasión norteamericana a Irak para la apropiación del petróleo en el mundo árabe. De esta manera, con lo se que dio a entender, como el inicio de una nueva cruzada, el presidente norteamericano George Bush, le aseguró al Papa Benedicto XVI la protección de todos los cristianos residentes en Irak. Como respuesta, el Papa solicitó que la situación sea resuelta lo antes posible, sin omitir críticas acerca de las acciones militares.
Otra operación de
La Iglesia y su próxima cruzada
En las últimas décadas la población católica decayó rápidamente, más drástico lo vio la comunidad del Vaticano, debido a la pérdida de seguidores en toda América Latina, donde se concentra cerca de la mitad de los católicos de todo el mundo. Los estudiosos del caso estiman que si el fenómeno continúa como hasta ahora, el catolicismo latinoamericano colapsará al cabo de una década y media.
En América Latina radican cerca de 500 millones de católicos y según comentó Elio Masferrer, presidente de
Los principales reclamos realizados y los motivos de la pérdida de adeptos, se deben a las estructuras rígidas y centralizadas que mantiene el Vaticano desde hace décadas. A esto hay que sumarle los mensajes autoritarios que se reproducen en cada sede, que por cierto son muy lejanos a los postulados de
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